23 de junio de 2020

Sueño Invernal







Me agradan los días fríos,
de lluvia y de bruma,
de humedad y aguacero.
Tiempo de viento y rugido,
de gélido carácter
y peculiar vacío.


Suenan los cristales,
azotar contra los cristales,
sucumben en un arrebato
de prisa colectiva y selectiva;
las nubes se visten de luto,
Tiñiendo de trémulo gris,
el suelo y el cielo,

¡Ha llegado la tempestad!

El cortejo fúnebre
inicia su peregrinar,
el cielo comienza a llorar
en un acto conmovedor.
Es un sueño confuso,
donde no reconozco
la falsedad de la realidad,
ni la realidad de la verdad, 
ni la verdad de la falsedad.
Un juego siniestro.

Me poseo de una fuerza
que domina mi actuar,
estoy inquieto y ansioso,
angustiado e incierto.
Se oye un sonido quejumbroso;
es un bosque viviente.

Un impetuoso roble se acerca voraz
Entre un mar impenetrable,
de troncos y cúspides que llegan al cielo,
Mi corazón se agita
y veo mi vida pasar,
Se acerca indulgente,
inesperada y sorprendentemente,
me susurra al oído sereno,
que es hora de despertar.


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