23 de mayo de 2012

Encuentros Cercanos

Quizás en estos momentos este desperdiciando toda mi facultad creativa para poder plasmar en el papel de manera muy confortable los momentos que pasan en la mente de un ser humano, al momento de estar gran parte de su tiempo en el mundo oscuro de la droga. Es cierto que llevo aproximadamente solo dos semanas sin beber alcohol, y tres días sin pegarme un petardo, (bastante poco), que ya se inicia en mi mente siniestra, esa clara imagen del ente consumiendo, encendiendo el extremo más achurruscado de la pipa con la pasta base cayendo fuera de la cavidad, fumando hasta más no poder contener al interior de los pulmones… Luego de tal clara y dimensionada escena, Despierto, dándome cuenta que todo es una farsa, una mentira; sólo una idea que no ha llegado a ver la luz, que no ha llegado simplemente a concretarse, pero que perfectamente mañana podría ser realizable sin mayores dificultades; Y es aquel el hecho que termina por hacer estallar cualquier indicio de cambio, cualquier nuevo hábito incorporado es asesinado de inmediato, provocando a nivel inmunológico, una sensación asquerosa y debilitadora en el organismo; revoltijos en el estómago que terminan por darte en la boca una sensación de vómito y una inmensa retracción del diafragma, haciendo que incluso respirar sea difuso y un tanto doloroso. Soñé que de algún modo me había levantado de la cama y sacado del portafolio de mi madre, su billetera, escogiendo solamente uno de los billetes que se encontraban contenidos, éste de diez mil pesos, un hermoso ejemplar azul, con las barbas de don Arturo Prat Chacón, glorioso héroe de la guerra del pacífico, ocultándolo bajo las cobijas de mi cama, con el afán de devolver la chauchera, y así ir a comprar la droga a alguna población cercana, cuando al regresar ya no estaba el dinero, iniciando por segunda vez el mismo procedimiento relatado, esta vez con éxito, voy a comprar, solo lo hago con la mitad del efectivo, 6x5, estoy sobre una bicicleta, muy cansado “convirtiendo” mientras todos los angustiados me piden una moneda o un cigarrillo, mientras yo, habiendo perdido el rumbo, voy en carrera a quemar. Me estoy pegando el primer mono, y falla el encendedor, de pronto, faltan dos monos de los 5 que quedan y una voz maquiavélica a mi lado me insiste que la herramienta esta desgastada…. Plaf !