21 de agosto de 2007

Invierno


Sensación de incertidumbre ronda el espacio frío que lentamente comienza a florecer y emitir un brillo diferente, que acompañado de melodías acarameladas y eléctricas, me sugieren que continúe la batalla campal, de hienas que ríen sin sentido, y arpías que se esfuerzan por destrozarte en diminutos pedacitos, donde no queda defensa ni existe un ataque frontal, pero que sientes presente tramo a tramo, minuto a minuto, lento, que poco a poco agota la energía y te suprime en una impensable piscina de fango y lodo, simulando un pantano, que sin piedad opta por emergerte, lentamente, como un bicho diminuto que le ha llegado su hora con tan solo una pisada descomunal y elocuente, que observa ante sus ojos insignificancia por tan solo adquisición material, provocada por un despecho de este frío invierno, que se a encargado de que cada personaje pida la cuenta con melancolía, y a final de cuentas ubique las cosas en el plano cartesiano, donde corresponden, en su propio sitio, y te sorprende el resultado final, que de golpe cambia las expectativas y la concepción que se ha adquirido de mundo, Las miradas indiferentes te parecen familiares, y es que es cierto que el hielo gélido provoca una extraña sensación de pavor, pánico y agitación... todos están en tu contra, todos te observan detenidamente buscando alguna señal de imperfección para abrir su increpúscula y veleidosa cavidad húmeda llamada boca, que podría sin problemas modificarse por el dialecto hocico o pico, que quede a libre albedrío.
Palabras al viento y a las olas, al cielo gris y las nubes cargadas de tensión, a la electroestática que se pierde en su morfosintaxis y ni siquiera se vale por su significado, si no por su compleja y léxica combinación de letras; palabras a las ratas y las serpientes, que recorren imprudente y abruptamente todos los rincones del sitio en que testosterona domina un sexo grotesco y caníbal, de saliva y semen, y que tras la primera fortuita atención de los espectadores, lanza un ataque, pero no directo, si no que lateral y trasero, que te lleva nuevamente al paisaje vacío y helado, de interminables copas vegetacionales repletas de ramas ausentes de hojas, que observas en armonía junto al sonido de las campanas, que tintinean de seco en contracción al viento, como una danza entre dos elocuentes elementos, uno material y otro natural, en un excitante y delicado coito, una enroscadura entre metal y partículas gaseosas vulnerables y desenfrenadas. Palabras al tribunal que exige explicaciones de situaciones latentes y sinceras que no tienen respuestas ante el absurdo juicio que efectúan personajes a parte, que se denominan centrales, olvidando que en el mundo, sólo son uno más. Pronto olvidaremos el frío y la lentitud, pronto el viento tenaz irrumpirá en otros terrenos, la lluvia parará, y finalmente el hielo que ha paralizado la normalidad volará, pronto, llegará la primavera, donde flores, mariposas y calor serán los nuevos augurios que rondarán y se posarán en este aún frío lugar.[/B]

13 de agosto de 2007

Santiago Drug-Magazine


Juegos sordos se emiten desde el interior del paisaje urbano, sirenas de bomberos, carabineros y ambuilancias advierten la tensión y el pánico convergentes de la contaminación acústica y fugaz que se ha producido por efecto de industrialización. Los largos trechos entre las calles y avenidas crepusculares te recuerdan que el tiempo no ha pasado en vano ni mucho menos desapercibido, te dejan simplemente con una ligera sensación de incertidumbre y vacío, puedes observar que como al inducir a tu corriente sanguíneo tan solo un diminuto cilindro verde, como un ave en frente tuyo puede observarte atentamente como si transasemos algúna relación particular de varios años. Escuchas los sonidos atentamente, imaginando mientras plasmas el boligrafo por el papel , la infinita masa de Locomoción que emite frenajes sórvidos, bocinas agripadas y potencia desenfrenada; como el humo "catalítico" que producen los buses del Transantiago, sumados a los feróces emanadores de locomoción de carga pesada (camiones)nos hacen volver a bocinas y congestión, pero esta vez de los automóviles. El ave ha emprendido su vuelo, olvidándo nuestro vínculo anterior, la gente camina en forma paulatina, pero permanente yconstante, es invierno y temprano aún,añadiendo la isólita e inusual nevazón en toda la región Metropolitana, cosa que no se veía hacía unos 40 años (según expertos, ni siquiera mi persona estaba viva)y que mantenía albergados en sus hogares, y los transéuntes, tapados en abrigo y cobijo y tiritando incontrolablemente, fenómeno que a disminuído por el día la fiebre capitalina, enagenada que avanza sin rumbo en caravanas de eternas gentes circulando. Se ha apartado el SMOG saturado de los cielos Capitalinos, brindando un hermosos trasfondo gris a la espléndida masa urbanística-arquitectónica basada en edificaciónes clásicas en perfecta armonía con las modernas, que lleva en la actualidad una magistral colección de estructuras futuristas, que acompañados del verde y sus derivados naturales, proponen una maravillosa vista, como diría, ideal para la fotografía de una postal, en pleno centro de la nostálgica Alameda, que te provoca melancolía, te recuerda mil imagenes al interior de tu cabeza en forma precipitada. Las horas pasan cada vez más a prisa sin ninguna consideración, los minutos te resfriegan en la cara, proponiéndote actuar, o si no se apoderará ràpidamente de tí, dejandote atrás del resto. Mañana quizás salga el Sol, haciéndonos alivinar un poco la sencibilidad provocada por el frío congelante.