19 de enero de 2009

Un déci mo Cig Arri Llo 11


Quizás observando la silueta de tu rostro
mientras apagas el undécimo cigarrillo de la tarde
y ocupas telequinesis con un hombre a través de la computadora
viene a mi mente la complicidad que aflora cuando estamos juntos...
Te pasarías de evidente si dijeras que no sabes de que hablo

Bien, puez quieres que te refresque un poco la memoria
por ejemplo cuando pasamos juntos las tardes en la sima de la galeria
instalados simulando esperar algo, alguien o simplemente que algo pase,
sé que al igual que yo, por tu mente también pasan muchas cosas.

Y es que el hecho de estar justo cerca del sol
acompañados de un par de cilindros, que al digerir por vía respiratoria
nos provoca una extraña sencibilidad y postura con respecto a nuestras conductas
y es que el viento que azota nuestros rostros extasiados
nos propone una delicada y tentadora oferta, que sólo tu y yo transamos y notamos.

Sí, y es que realmente somos muy felices

Resulta ecxitante el singular escenario del cerro San Cristobal
observando de espaldas a María, flamante y radiante
alzahada sobre la cúspide de su altura total
mientras nuestros oídos se someten a un extraño trance
de sonidos y vibraciones que sin dudas resultan placenteros
hablando inevitablemete sobre lo que podría haber sido algún día

Aún así, bajamos abruptamente de aquel climax
provocado por la sustancia prohibida
y sabemos que fuera de ese facinante primer acto,
o quizás vigésimo, hay una razon superior,
razón que tú y yo, que ambos, que los dos, conocemos muy bien;
que al final, nos hace emprender caminos diferentes...

Sí, y es que realmente somos muy felices.

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